jueves, 21 de junio de 2018

PAGUE LA RENTA CON SEXO



Ya debíamos mucho de renta en el departamento que vivíamos. Yo estaba desesperada, pues, temía que en cualquier momento nos echaran fuera. Mi esposo no conseguía el dinero y un día el casero llegó muy molesto a cobrarme. Me dijo que pasaría el lunes por la mañana y si no tenía el dinero, nos sacaría. Una amiga, a quien le tenía mucha confianza, le platique nuestro problema. Me dio un mal consejo, pero tenía razón, era la única solución rápida que podría hacer para evitar tal humillación. 
Llegó el casero como había prometido, muy temprano en la mañana, después de haberse ido mi esposo a trabajar y lo recibí con un vestido rojo muy sexy, tal como me aconsejó mi amiga. Los ojos le saltaron al hombre, al verme de pies a cabeza, como loco pervertido. Con una sonrisa lo invité a pasar, y aprovechando mi trasero atractivo, con las zapatillas altas que me puse para la ocasión, caminé mostrando mi trasero, dándole un panorama espectacular, que solo a mi marido le daba en nuestras noches de pasión. La idea era impresionarlo y hacer que fuera más flexible con nosotros, pero algo no estaba saliendo bien. Sentía sus miradas fuertes y eso me puso nerviosa, tanto, que el empezó a controlar la situación. Sentado en la sala, mientras yo le preparaba una cuba, agachada hacia la mesita de centro de la sala, me levantó el vestido y mordió mis nalgas. Con lo vulnerable e indefensa que me sentía al traer ropa tan ajustada y corta, en un dos por tres me tenía acariciando piel a piel  todo mi cuerpo y recorriendo con sus manos mis partes intimas. No pude resistirme a tan grande pasión con la que me tomaba. Ese había sido el riesgo que iba a tomar con la idea de mi amiga, y lo tenía que afrontar. Me recostó en el sofá y me beso de pies a cabeza. Se regocijaba en mis senos, mordiéndolos, besándolos y apretándolos con mucho deseo. Fue entonces que le abrí mis piernas, para dejarlo meterse en mi sin nada que le estorbara. Con una agilidad, se quitó rápido el pantalón, y se recostó entre mis piernas, y mientras nos dábamos un beso apasionado, sus dedos abrían espacio, haciendo por un lado mi calzón y permitiendo que algo más grueso se colocara. Al sentir su pene entrar en mi, paré de besarle y lo mire fijamente a los ojos, pero sin poder evitar gemir. llegó hasta el fondo y mis gemidos eran descontrolados. Como todo una fiera, me penetro con fuerza, metiendo y sacando su pene, a pesar de lo poco estrecha que estaba para él, hasta que me moldeo a su tamaño. Fue entonces, que me entregue a el como toda una puta y cogimos como verdaderos amantes. Nuestras ropas poco a poco nos fuimos deshaciendo de ellas, hasta quedar completamente desnudos y haciendo muchas posiciones del kamazutra, hasta que se vino a dentro de mi. No supe que hacer, solo lo tome con fuerza, deseando sus semen. Quería que me llenara mi vagina de sus espermas, sin importarme si saliera embarazada. 
Terminamos bien sudados y su reacción fue decirme, que después de esto,  yo sería su pago de renta y vendría a cobrarme cada mes. Pero claro, los encuentros se fueron haciendo cada vez más cortos, ya que ninguno soportaba pasar tanto tiempo sin vernos. Fin




No hay comentarios:

Publicar un comentario