domingo, 24 de junio de 2018

MORRITA DE 22 COGE CON SU JEFE



Carolina, una chica de 22 años, se dejó llevar por el dinero y la ambición. Un hombre de 47 años, dueño de la empresa donde ella trabajaba, la invitó a tomar un helado y después se la llevó a su casa. Poco duró la caballerosidad del hombre, y es que, ella mostraba a toda luz, lo ansiosa que estaba en complacer al hombre en lo que le pidiera. Cosa que aprovecho el hombre, para ir más al grano con sus intenciones.  


Fue entonces, que al poco tiempo de entrar a los pasillos del interior de la casa, el hombre averiguó su sospecha, de que Carolina ya no traía ropa interior, después de haber entrado al baño del local de nieves, cuando se retiraban del lugar. Tímida, pero con el valor por tener nuevas experiencias, y por conseguir algo de aquel hombre rico, permitió los atrevimientos del hombre. Sorprendido el hombre, al verla sin calzón le dijo "quiero hacerte el amor... pídeme lo que quieras". Fueron palabras mágicas para Carolina, para que ella consiguiera sus caprichos, aún sabiendo que aquel hombre era casado.


Una vez que Carolina acepto la proposición indecorosa del hombre, este, no resistió las ganas de tocarla y mirarle el hermoso cuerpo que Carolina tenía. Unas nalgas exquisitas y un color de piel que antojaba penetrarla todo el día y toda la noche. Algo que aquel hombre, se iba a dar el lujo.


Carolina tenía novio. Era un chico que trabajaba en la misma empresa, pero como ella le dijo que por trabajo, iría saliendo a comer con el dueño de la empresa, el novio ni se las olió. Por otro lado, la esposa de aquel hombre no se encontraba en la ciudad, mas bien él, estaba de visita en la empresa y ahí conoció a Carolina.


Caricias, besos y una rica masturbación a Carolina, llevaron  al par de infieles hasta una de las recamaras, donde ella, un poco asustada por lo grande del miembro de aquel hombre, se atrevió y  agarró por primera vez un pene, y no el de su novio, el que tanto se moría por respetarla, creyéndola toda una santa. 


Como era su primera vez, Carolina, solo se dedico a hacer lo que el hombre le decía, incluso, hacer su primer sexo oral. No le fue muy difícil aprender, pues imaginaba que era como chupar una paleta y conforme el hombre se emocionaba, ella tomaba más experiencia y lo estaba haciendo muy bien.




Por fortuna su jefe estaba preparado, y tenía, lubricante para la ocasión. Se la metió muy suave, pero en cuanto entro casi toda, aceleró con fuerza hasta que entro por completo, no importándole que Carolina gritara de dolor. Para él era solo una puta más, que estaba comprando sus servicios.




La hizo como quiso, poniéndola en muchas posiciones, haciéndola gemir como una zorra. Excitado y emocionado con el cuerpo de Carolina, el hombre le gritaba "puta... así... muévete", y aunque ella le extrañara, pensaba que era parte del sexo y que aquel hombre tal vez le ofreciera hasta matrimonio. 


Conforme entraba y salía el pene de Carolina, gozaba a lo máximo y pensaba en tener todas las noches un encuentro con su jefe, pues realmente estaba también excitada y le encantaba tener aquella verga de su jefe a dentro.


Como no usaron condón, el hombre aprovechando la falta de experiencia de Carolina, la puso de rodillas y le llenó de semen la cara como acostumbra a hacerle a todas sus putas. Pero ella lejos de incomodarse, le gustó la experiencia y hasta se tragó algunos que le cayeron en su boca. 
Toda esa tarde tuvieron sexo sin control, ella ya no era virgen y cada vez se movía más como una verdadera puta. Las siguientes veces su jefe se vino a dentro y la ultima ella se los trago todos. Terminando, él le dio $5,000 y ella quedó encantada con su jefe, tanto que quedó a su disposición cuando él quisiera. FIN

  



  
    


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