domingo, 24 de junio de 2018

ME COGÍ A MI NUEVA VECINITA



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¡Que tal! tengo 38 años y aquí les dejo lo que me pasó con una vecinita de solo 24 años.
A veces me pregunto... ¿Por que las mujeres primero nos alucinan y luego nos cortan?. En fin... A mi me pasó con una vecina, en la vecindad donde vivo.

Un buen día, llegaron a vivir una joven pareja a la vecindad donde vivía, justo a lado de mi cuarto. Una hermosisima mujer me pidió que le ayudara a su esposo ha subir un refrigerador. No pude resistir a tan hermosa mujer y su voz angelical. Así que embobado por su hermoso cuerpo fui a ayudarles. Me ofrecí a ayudarles en todos sus muebles con tal de seguir mirándola, y más, por la forma que vestía, muy coqueta. Traía un pantalón licra blanca, y se le alcanzaba a transparentar su ropita interior. Así fue el primer contacto con ella.
Esa noche, goce escucharla gemir como zorra, cuando tuvieron sexo. No resistí y me hice una manuela, imaginando como estaría cogiendo con él o a veces conmigo. Recordé un orificio pequeño que hice con mi taladro accidentalmente hacia su cuarto ¡y o sorpresa! daba justamente hacia la cama donde estaban, y la mire montando aquel hombre y devorando su pene como puta. Y así muchas veces por la noche la escuchaba y espiaba, y por el día, me sonreía y me hablaba con mucha confianza. Después vinieron los favores cuando su pareja no estaba y cada vez más las confiancitas, tanto, que en algunas ocasiones tratábamos temas cachondos o me dejaba arrimarme demaciado.
Un día temprano, casi de madrugada, yo iba llegando de un convivió, un poco tomado y la encontré sentada por fuera de su cuarto, sentada y en bata de dormir. Como siempre, me saludó y me detuve un poco a platicar con ella. Su esposo se acababa de ir de viaje por motivos de trabajo y ella estaría sola toda la semana. Mientras platicábamos, entre broma y broma le dije "¡haaa... osea que estarás sólita... Pues si ocupas algo, lo que quieras, estaré sólito del otro lado. Ya sea que te vallas conmigo o yo me venga contigo". Y como de costumbre, se sonrió y puso cara de gustosa y también ella me insinuó "Pues si voy... ¿me prometes hacer que ¡me venga! de vuelta?", y para ponerle más emoción a lo que decía, se mordió el labio inferior y puso una carita de perrita en celo, que hasta el momento, la recuerdo y me excito todavía. Al verme paralizado por lo que me dijo, me regaló una sonrisa como de costumbre, pero esta vez, la notaba más atrevida y coqueta. Mi pene entendió la directa y sin que yo lo evitara, se me paró. Al verme ella, puso cara de sorprendida y me dijo "¿En serio te excitó lo que te dije?" y de repente todo se volvió más cachondo. Yo estaba muy prendido. Verla con su bata de ceda para dormir y notando que no traía sostén, y solo unos calzoncitos puestos... ¡hay madre! dejaba ver su hermoso cuerpo casi al natural. Fueron mis impulsos de hombre los que me animaron a abrazarla y darle un beso en la boca. Ella lo aceptó sorprendida, y aunque de momento trató de rechazarme, terminó por jugar su lengua con la mía y abrazarme fuerte, dejando que mis manos recorrieran, desde la espalda, hasta sus nalgas. Era como un sueño hecho realidad para mi. Nunca imagine que mis fantasías con ella, se empezaran a dar. Entre más la repegaba a mi cuerpo apretando sus nalgas y arrimando mi bulto justo por su vagina, ella se entregaba más a mi. La metí a mi cuarto y le hice el amor una y otra vez todo el día. La puse en muchas posiciones, mi misión solo era hacerla gemir y jadear como puta, y también ver su carita de placer, cuando le metiera la verga. Me dejo vaciarme a dentro de ella todas las veces, y hasta en dos ocasiones, los quiso por su boca y se los trago. Era el tipo exacto de mujer que yo quería. Atrevida, ardiente, buenota con un trasero riquísimo y que fuera toda una puta en la cama conmigo. Terminamos por quedarnos dormidos ya de noche, y todavía me despertó haciéndome sexo oral nuevamente por la madrugada. Seguimos el segundo día, casi ni comimos, y así esa semana, fue todita para mi. Me sentía dichoso que me dijera "Papi", y más cuando me la cogía. En repetidas ocaciones nos dijimos "te amo", y sentía bonito, cuando me lo decía al vaciarme en ella. La verdad esos momentos tan maravillosos hicieron que me enamorara de ella, pero como era de esperarse, llegando su pareja, todo eso bonito se termino. Y aunque ella trató de explicarme, yo me sentí muy mal, aun sabiendo que ella tenía la razón. Había sido solo una hermosa aventura, donde ella, no quería más que solo sexo y disfrutarlo conmigo. Debería de agradecerle, pero ya no la entendí y mejor me aleje de ellos.          

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