lunes, 11 de diciembre de 2017

COGÍ CON UN SEÑOR






Mi nombre es Dayana, tengo 18 años cumplidos y este es mi relato erótico.

Hace dos años aproximadamente, yo le ayudaba a una señora a cuidar una papelería. Con la señora me llevaba súper bien, tanto que hasta me invitaba al cine o a comer. Un día la señora me dio un regalo, era un vestido rojo bastante escotado. De largo, apenas me llegaba a la mitad de mi pierna. Me dijo “voy a hacer una carne asada este sábado por la tarde y quiero que vengas y te pongas esta ropa”, a lo que le respondí que si, pues había una verdadera confianza entre ella y yo.
Se llegó el sábado y fui a su casa, vestida con la ropa que me regalo. Tenía todo preparado, ella y su esposo muy lucían muy elegantes. Después de la comida nos pasamos a la sala y ella puso música. Sirvió cuba para ella y su marido y me ofreció diciéndome que lo que pase en su casa esa tarde, en su casa se queda, refiriéndose a que si tomaba licor, ellos no dirían nada, y acepté una cuba. Empezaron a bailar y yo solo los miraba. Después de un par de tragos  a la cuba me sentí más en ambiente, ella lo notó y me paro a bailar. Entre los dos me hacían sándwich, bailando muy pegados a mí, que hasta sentía como su marido se repagaba mucho por detrás de mí y me tallaba mis pompis. Me sentía en confianza con ella, pero su esposo me ponía nerviosa. Obscureció y yo apenas terminaba mi primera cuba y ya me estaba sirviendo otra la señora. Hubo un momento en que ella y yo bailamos solas, y me dijo “quiero pedirte algo”. Me extraño mucho su comentario, pero me acerqué más a ella para que me siguiera contando. “Quiero que cumplir una fantasía”, y dejamos de bailar un poco para que me contara su locura. “Me encantaría ver un día a mi esposo teniendo relaciones con otra mujer, y que más que con alguien de confianza… contigo”. Me sorprendí mucho al escucharla decir eso, nunca lo espere, ni me imagine algo por el estilo, pero como yo ya no era virgen y ella lo sabía, por mis confesiones que alguna vez habíamos tenido, pues no halle ningún argumento para negarme a intentar cumplir su fantasía. Tal vez el calor de las cubas o mi curiosidad por experimentar algo nuevo en mi vida le dije que sí. Sin más comentarios, ella me acercó a su esposo, que estaba sentado en un sillón de la sala. Y enfrente de él, me pidió que bailáramos sexy ella y yo. Realmente se estaba llevando la mejor noche de su vida aquel hombre, mis movimientos de seducción no eran tan malos y el casi me devoraba con la vista.  “quiero que le bailes a él, que le hagas un solo para hombres”, me pidió la señora. Estaba nerviosa, pero al sentirme deseada, me animo a atreverme más. La señora se sentó a un lado de él y le saco el pene del pantalón, la fiesta había pasado a otro nivel. Su pene era tamaño normal y algo grueso. Miraba como ella, muy despacio, se la jalaba, dejando la cabeza totalmente descubierta. Ella se inclino a mamársela, mientras yo continuaba bailando. Después de un par de minutos, ella me dijo, “esta lista”, y me acerqué a él, dejando sus piernas en medio de mis rodillas. El me quito mis tangas y me sujeto de las caderas. Me apoye en sus hombros con mis dos manos y serré los ojos, mientras me sentaba en él. A pesar de ya haber tenido relaciones con mi ex novio, me dolió un poco, pero después de 3 sentones se me quito. Me olvide completamente de la señora y me dispuse a gozar a su marido, después de todo, no estaba tan mal. Terminó por quitarme la ropa  y yo a él. Hicimos mil posiciones, yo como su alumna preferida, y el todo un maestro enseñándome cosas nuevas. Al final me aventó su semen calientito en mi abdomen, y ella apareció para lamber y darme a probar con su dedo e hizo que me los tragara con un beso que me dio en la boca. Era la primera vez que los probaba y me gustaron. Esa fue una experiencia que nunca olvidare. Fin

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