lunes, 11 de diciembre de 2017

TRÍO CON EL NOVIO DE MI AMIGA








Yo y una amiga, nos fuimos a vivir juntas a un departamento de 2 cuartos. Éramos amigas desde la secundaria y siempre nos hemos llevado súper bien, ella un año mayor que yo,  21 y yo 20. Después de 2 meses empezó andar con un chico de 26 años, muy guapo, y también muy buena onda. Hubo tanta confianza con él, que a veces llegaba muy temprano a la casa y nos miraba con ropa ligera y no había ningún problema. Seguido por las noches, cuando él se quedaba a dormir con ella, los escuchaba hacer el amor. Sus gemidos y los gritos de mi amiga de repente me excitaban y me ponían cachonda en mi cuarto. 
Una noche, mi amiga y yo, ya en paños menores, las dos en short de piyama, estábamos mirando la televisión en la sala cuando llegó su novio. Ella se paro para abrirle la puerta y lo paso a la sala – ¡hola!... buenas noches-, me saludo y yo lo salude también. Se sentó junto con ella y se puso a ver la televisión con nosotras. Terminó el programa que estábamos mirando y empezó una película erótica. – ¿no hay problema se la vemos?- me dijo mi amiga.-no… no hay problema- le conteste tratando de comportarme serena. Empezaron las escenas fuertes y de reojo miraba a mi amiga que se daban ricos besos con su novio. De vez en cuando, y tratando de que yo no viera, él le acariciaba la pierna, y la recorría hasta en medio de los muslos de mi amiga, mientras yo trataba de fingir lo excitada que me estaba poniendo. Estábamos a media luz, solo la de la televisión, ideal para una escena candente como en la película. Ella se paró de repente y dijo que tenía frio, fue a su cuarto y saco dos cobijas, y me dio una. Ellos se taparon hasta el cuello, y después de un rato, volteé de reojo y mire un movimiento por debajo de la cobija, donde ella seguramente le estaba acariciando el pene. Paso un escena donde la actriz hacia sexo oral al actor, y mi amiga dijo –¡ssss… hayyy… se antoja!... jejeje-, y yo solo voltee y me sonreí con ella. - ¿no hay problema si lo hago?-, me pregunto mi amiga, y yo solo le conteste un poco nerviosa, - tu sabes…-, y su novio solo volteaba con ella y conmigo. No pensé que hablara tan en serio, y en cuanto acorde, ya estaba ella bajo la cobija haciéndole sexo oral a su novio. Trataba de no mirarlos, pero tanto en la televisión como ellos, me estaban poniendo más cachonda. Mi amiga termino por destaparse y yo no lo podía creer, nunca imagine que pasara lo que estaba viviendo en ese momento. No quise verme como una maniaca observándolos y procure poner más atención a la película, pero, al poco rato escuche gemidos de ella que me obligo a voltear por morbo. Ella se movía arriba de él, mientras que él le besaba los pechos. La escena fuera de la televisión estaba candente, se miraba como en cada sentón, ya sin su short, ella hacía desaparecer el pene de su novio. Después se desnudaron por completo y ella se sentó de espaldas a él, dándose ricos sentones, mientras me miraba con carita de placer. Empecé a masturbarme por debajo de la cobija mientras los observaba, y ella se paro y jalo a su novio para venir conmigo. Fue la primera vez que ella y yo nos besamos, incluso que besaba a una mujer, pero la situación estaba tan candente que me deje manosear por ellos. Mientras ella me besaba, el me quitaba la cobija y mi short, y se metía con su cabeza entre mis piernas para hacerme sexo oral. De pronto mis pies se levantaron en los hombros de él cuando se ponía de pie, y con el camino libre, fue en un instante que sentí como acomodo su pene en la entrada de mi vagina y la metió suavemente hasta el fondo, provocando que yo me tapara la boca para no gritar, pero con su movimiento de meter y sacar, no pude aguantar, y grite y gemí como loca, dándole un beso intenso a mi amiga. Esa noche nos turnábamos las dos para ser penetradas y dominadas por aquel buen amante que con sus caricias, su lengua y su pene nos volvía locas. Le pedí permiso a mi amiga para que me dejara recibir los sémen de su novio, y claro que acepto. Me puso a gatas su novio, y moviéndome como su putita le pedí que me los diera a dentro, y de repente, sin tanto rogar y acelerando su movimiento, sentí los chorros de leche dentro de mí. Los sentí tan ricos que también me vine y no paraba de gritar. Esa noche fue especial y las que le siguieron, hasta que por alguna razón ellos terminaron y se acabaron los encuentros. Fin

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